15 de noviembre de 2021

Festival


Me sucede lo mismo siempre después del festival, aunque vea pocas películas, como este año: me paso unos días mirando la realidad como si mi ojo fuese una cámara, todo es un fotograma, un plano, una escena, y a pesar de haber visto pocas, este año se intensifica esa sensación tras ver "La historia de la mirada", un documental de Mark Cousins basado en su propio libro.
Muy estimulante el docu, como todo lo que he visto de Cousins. Antes de empezar a verlo, se sienta una señora a mi lado:
- ¿Y entonces has visto muchas este año?
Le contesto que sólo cuatro.
- Pues mira, te digo alguna, que yo he visto más.
Y me ha recomendado cinco o seis pelis antes de que las luces se apagasen.
Me ha encantado la manera de hablarme, como si nos conociéramos de toda la vida, como si continuara una conversación empezada que hubiésemos tenido que dejar inacabada, ese "y entonces".
Amistades de festival que se quedan ahí, en la cola previa, en la oscura luminosidad de la sala, en el comentario improvisado a la salida, y hasta el próximo año.
Curiosamente, dos de las pelis que he visto tienen un hilo común que no se descubre hasta que se ve la película, la sinopsis no advierte de ello(con buen criterio): sus dos protagonistas, un hombre y una mujer, afrontan el duelo a través de una ficción que ellos mismos fabrican, una huida ficticia con la que hacer frente a la muerte de un ser querido (el director comenzó a escribir la película tras la muerte de su padre). Es lo mismo que hace un espectador que vea la peli estando en la misma situación que los personajes: usar la ficción como herramienta de evasión y supervivencia. Me ha encantado ese juego, y también haber escogido inconscientemente esas dos pelis sin saber que trataban sobre maneras de afrontar el duelo.