14 de agosto de 2017

La turistificación hecha distopía

Reseña de "Turistia" firmada por Edu Almiñana en Valenciaplaza:

"A partir de esta fascinante idea, el escritor vallisoletano Pablo Rodríguez Burón ha tejido Turistia (Editorial Ultramarina, 2017) una novela hecha a medida para los tiempos que corren. En Turistia, gobernada mediante una democracia corporativa, conviven “solidarios” -nombre que se da a os habitantes de la company-land, quienes “se solidarizan” con la empresa-país a cambio de alojamiento y comida- y turistas procedentes de cualquier parte del globo, ávidos de experiencias y emociones vacacionales: desde alquilar una abuela hasta hospedarse en un hotel-chabola, pasando por asistir al gran evento del deporte rey, el Madrid-Barsa Show, un partido de fútbol en el que los deportistas tienen que superar todo tipo de pruebas con el fin de obtener puntos para decidir el resultado final -aquello de los goles y los noventa minutos es cosa del pasado, un planteamiento demasiado lento para el concepto de espectáculo de Turistia Corp."

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4 de agosto de 2017

Turistificación

A los que hayáis leído ya esa divertida, incisiva y, por qué no decirlo, escachuflante novela que es Turistia - Pablo Rodríguez Burón, os resultará familiar el tema de la turistificación. Es un asunto delicado, por varias razones (e intereses). Por ejemplo, porque es fácil confundir o pretender que la gente confunda un lógico y legítimo malestar por la gentrificación turística y un modelo turístico ilimitado con un supuesto odio al turista que se está tratando de vender desde algunos medios, y que me parece potencialmente peligroso si efectivamente calase mayoritariamente entre el personal. Por otro lado, hablamos del principal activo del país (y va en aumento), con lo que siempre habrá opiniones a favor y en contra de ponerle límites, basta con leer los periódicos o ver telediarios y tertulias últimamente para comprobar esta disparidad de criterios respecto al papel del turismo en la sociedad. Respecto a las últimas protestas de algunos colectivos, volvemos a lo mismo de siempre: más allá de si uno cree que son pertinentes o se está de acuerdo o no con el fondo, terminan por ser contraproducentes, porque en cuanto una reivindicación va más allá de la pancarta y el grito los medios olvidan la discusión del fondo para centrarse en la difusión de la forma, que vende más, y entonces se acaba el posible debate, al menos el que podría llevar a tomar soluciones que, en este caso, creo que son necesarias. Porque el problema está ahí.