30 de abril de 2009

Retales marsianos

Algunos fragmentos del discurso que escribió Juan Marsé para la entrega del Premio Cervantes:

No me siento a gusto manejando teorías acerca de la naturaleza o la finalidad de la ficción. Para la famosa pregunta: ¿qué entendemos hoy por novela?, dispongo de mil famosas respuestas, que nunca, a la hora de ponerme a trabajar, me han servido de gran cosa. No me considero un intelectual, solamente un narrador.

Con respecto al trabajo mantengo algunos principios, pocos, que bien podrían resumirse en dos: procurar tener una buena historia que contar, y procurar contarla bien, es decir, esmerándote en el lenguaje; porque será el buen uso de la lengua, no solamente la singularidad, la bondad o la oportunidad del tema, lo que va a preservar la obra del moho del tiempo.

…consciente o no de ello, he buscado en toda obra narrativa de ficción un eco, o un aroma, de ese eterno conflicto entre apariencia y realidad, que de tantas maneras se manifiesta en el transcurso de nuestras vidas.

…soy ante todo un lector de ficciones, un amante incondicional de la fabulación. Tan adicto soy a la ficción, que a veces pienso que solamente la parte inventada, la dimensión de lo irreal o imaginado en nuestra obra, será capaz de mantener su estructura,de preservar alguna belleza a través del tiempo.

La facultad de embaucar, de fraguar ilusiones mediante imágenes, arraigó con el gusto por la lectura desde el primer momento, y, con el tiempo, pude celebrar las películas de John Ford, de Rossellini o de Mizoguchi, por ejemplo, con la misma o parecida intensidad que muchas novelas. Sabemos que algunas estrategias narrativas de la novelística contemporánea tienen su origen en el arte cinematográfico. Los Chaplin, Renoir, Lubitsch, Walsh, Lang, De Sica, Buñuel, Erice, Truffaut, Welles, Bardem, Berlanga y Azcona, Keaton o Hitchcock, por citar unos cuantos, nos hablaron de otra armonía posible entre los sueños y el mundo.

18 de abril de 2009

Memoria escrita

Aunque no queramos justificarnos o escondernos, aunque tengamos el raro coraje necesario -o la falta de escrúpulos- para contar las cosas tal como fueron, o como las recordamos, sin que nos importe nuestra vergüenza o el daño que podamos hacer a otros con nuestras revelaciones, estaremos dando a los hechos de otro tiempo significados que sólo iban a adquirir en razón de lo que sucedería después, es decir, de lo que entonces no existía: no estaremos viendo aquel presente, sino el pasado en el que iba a convertirse.

Fragmento del texto publicado hoy en El País por Antonio Muñoz Molina

16 de abril de 2009

Curiosidades periodísticas

A menudo un periódico, una emisora de radio o una cadena de televisión se vanaglorian al dar una exclusiva y nos repiten dos o tres veces que ellos son los primeros en dar a conocer tal o cual noticia.
Lo curioso es que cuando la realidad desmiente la información que ellos habían avanzado, se olvidan -cuan traicionera la memoria- de recordar a los señores lectores, oyentes y televidentes que aquello que dijeron resulta que no estaba "totalmente" contrastado, vaya, que no había tal exclusiva. Jamás rectifican, nunca. Y así, poco a poco, la verdad se diluye en un mar de mentiras (interesadas) que termina por dar a todo un tufo asqueroso a mala ficción.
Y si les dices: "oye, eso que publicas es mentira, y lo sabes", entonces te dicen: demuéstralo.
Periodismo del siglo XXI.

15 de abril de 2009

La crítica lectora y la lectura crítica

Si un crítico es profesional, es decir, cobra por serlo, debería basarse para hablar de literatura en lo que sabe de la misma, y tratar de aislar del tema su propia opinión o su resentimiento. Pero lo triste es que ahora mismo esto ocurre poco, bien porque no interesa basarse en auténticas razones estéticas (entendiendo la estética como un estudio basado en principios), bien porque cualquiera se erige en crítico, bajo el tópico (manifiestamente falso) de que "de gustos no hay nada escrito". Tópicos como éste son con los que se bombardea a las masas para desterrar de ellas los principios (a los que llamarán "prejuicios"), y erigir a cada individualidad en juez supremo. De este modo, se convertirá en fácil vender cualquier cosa mediante el sencillo método de ponerla de moda, machacando repetitivamente con ella según técnicas de marketing, igual que se hizo para convencer de que lo bueno es subjetivo. Y claro, así se produce una "cultura" en la cual saber se sustituye por opinar, y tiene más valor una opinión que lo que se sabe.

Escrito por José Benito en una discusión en MiLiteraturas sobre qué es buena literatura.

6 de abril de 2009

Escribir. O no.


La verdad es que cuando estás bien, no escribes. Cuando estoy más o menos bien, no me apetece escribir, me apetece leer.

¿Usted por qué escribe? Porque antes escribía. No, usted tiene que escribir porque tiene algo que contar. Escribir porque antes se ha escrito es una solemne tontería.


Parte de las confesiones de Hipólito G. Navarro en aviondepapel.tv

Buena pregunta

Publicado hoy en El País:

Sólo medio centenar del millar de delicados bronces de Benin, datados entre los siglos XIII y XVI, pueden verse en Nigeria. El resto está repartido entre museos alemanes, británicos y estadounidenses. De hecho, el 95% del patrimonio cultural africano está fuera del continente. Fue robado, expoliado o, algunas veces, comprado, por las potencias coloniales. Gran parte de los tesoros artísticos o etnológicos de países en desarrollo, o incluso de potencias actuales como China o India, están en los grandes museos europeos o estadounidenses. Para ellos es un orgullo (y un negocio), pero para muchos de los países de origen de estas piezas es una humillación, y una merma en sus potenciales ingresos por el creciente turismo cultural. Las reclamaciones no han dejado de crecer en los últimos años. Pero, ¿de quién es el patrimonio? ¿Del país de origen? ¿Del país que las conserva y las ha valorado durante años?

Buena pregunta.

Más Roth (Zuckerman)

Personas que leéis y escribís, estamos acabados, somos fantasmas que presenciamos el final de la era literaria.
E.I. Lonoff en Sale el espectro, de Philip Roth.

4 de abril de 2009

El autor y sus libros

No hay nada más agotador que tener que ir por ahí fingiendo que eres el autor de tus propios libros. Bueno, sí hay algo más agotador: andar por ahí fingiendo que no lo eres.
Nathan Zuckerman en La lección de anatomía, de Philip Roth.

3 de abril de 2009

Propuesta para la RAE

Desesparado,da. Dícese de la persona, hombre, mujer o ambos, que está desesperada por estar en paro || a la desesparada. Loc. adv. Acudiendo a remedios extremos para lograr lo que no parece posible de otro modo.

Y propuesta para relato, sobre una conversación escuchada ayer en alguna cola de algún banco de Sevilla: a un hombre, a un pequeño empresario, le deben 72.000 euros. Va a tener que cerrar la empresa y con ella la capacidad para alimentar a su familia. Nadie le paga, todo el mundo encuentra legitimación para no pagarle en una palabra: crisis. Un día llega oídos de ese pequeño empresario una salida para sus problemas: un par de rumanos se ofrecen para reclamar las deudas o liquidar a los deudores, por el módico precio de 6.000 euros. Un relato inquietante y complejo, sin duda. Podría titularse Desesparado.