Si un crítico es profesional, es decir, cobra por serlo, debería basarse para hablar de literatura en lo que sabe de la misma, y tratar de aislar del tema su propia opinión o su resentimiento. Pero lo triste es que ahora mismo esto ocurre poco, bien porque no interesa basarse en auténticas razones estéticas (entendiendo la estética como un estudio basado en principios), bien porque cualquiera se erige en crítico, bajo el tópico (manifiestamente falso) de que "de gustos no hay nada escrito". Tópicos como éste son con los que se bombardea a las masas para desterrar de ellas los principios (a los que llamarán "prejuicios"), y erigir a cada individualidad en juez supremo. De este modo, se convertirá en fácil vender cualquier cosa mediante el sencillo método de ponerla de moda, machacando repetitivamente con ella según técnicas de marketing, igual que se hizo para convencer de que lo bueno es subjetivo. Y claro, así se produce una "cultura" en la cual saber se sustituye por opinar, y tiene más valor una opinión que lo que se sabe.
Escrito por José Benito en una discusión en MiLiteraturas sobre qué es buena literatura.