Me entero en la presentación del primer libro de cuentos de Yago Moliní (he tenido el placer de escribir el prólogo) que el El abrazo de piedra va a viajar en tren hacia Lisboa gracias a Pepe, un hombre encantador al que he conocido hoy. Puedo imaginarlo sentado en el tren, con mi libro en las manos y una sonrisa en la cara. Me ha preguntado qué me parecía si al llegar a Lisboa dejaba el libro en alguna biblioteca, en un banco, en un café. Le he contestado que me parecía una idea maravillosa. Y de camino a casa me he planteado si acaso no escribí esos cuentos sólo para que algún día Pepe se los llevara con él en ese tren hacia Lisboa. Creo que sí.
Buen viaje.