6 de marzo de 2012

Papeles

Un ejemplo más de cómo confundimos al enemigo, de cómo nos jodemos entre nosotros y de cómo ese simulacro beneficia a quienes lo dirigen, no a quienes lo (mal)interpretan. O nos revelamos contra el guión o dejamos que la película siga su curso, pero luego no nos quejemos de que el final era previsible. Aún hay tiempo para cambiar el argumento y la estructura. O no. Pero cuál es la alternativa. ¿Seguir actuando en esta mierda de trama? Por suerte hay gente que aún rechaza ciertos papeles. Por suerte hay gente que se levanta de la butaca o al menos patalea. Aunque las luces continúen apagadas.