"Cuando Dios abandonaba lentamente el lugar desde donde había dirigido
el universo y su orden de valores, separado el bien del mal y dado un
sentido a cada cosa, don Quijote salió de su casa y ya no estuvo en
condiciones de reconocer el mundo. Este, en ausencia del Juez supremo,
apareció de pronto en una dudosa ambigüedad; la única Verdad divina se
descompuso en cientos de verdades relativas que los hombres se
repartieron. De este modo nació el mundo de la Edad Moderna y con
él la novela, su imagen y modelo. Comprender con Descartes el ego
pensante como el fundamento de todo, estar de este modo solo frente al
universo, es una actitud que Hegel, con razón, consideró heroica.
Comprender con Cervantes el mundo como ambigüedad, tener que afrontar,
no una única verdad absoluta, sino un montón de verdades relativas que
se contradicen (verdades incorporadas a los egos imaginarios llamados
personajes), poseer como única certeza la sabiduría de lo incierto,
exige una fuerza igualmente notable"
MILAN KUNDERA, EL ARTE DE LA NOVELA