En una época de fanático maniqueísmo censor,la autocrítica,la diversidad
de opinión,la duda o la indiferencia se convierten en traidora
equidistancia. La libertad de expresión queda así como un obligado daño
colateral, una cobardía sospechosa o una dejación de funciones
militantes. Con semejante paisaje, sólo queda estar a la hartura de las
circunstancias.