19 de noviembre de 2019

Abrazos

 

“Desde la mano derecha hasta la izquierda del mismo hombre hay a veces una distancia oscura. No se trata de que una parte esconda intenciones o incluso acciones. Es otra cosa. Cuando abres los brazos para recibir a alguien, esa distancia aumenta y la mano, en cada extremo, señala un cierto modo de dispersión de tu cuerpo. Cuando el abrazo se concreta y las manos por fin se reencuentran en la espalda del otro, formalizan un símbolo al mismo tiempo desolador y esperanzado: sólo en la espalda del otro se unen tus dos partes con una energía digna de admiración. Prueba, sin otro cuerpo al medio, a unir con fuerza, incluso con violencia, tus manos, y verás el ridículo, entenderás la diferencia de intensidad. Pero a veces –como bien sabes- no hay otro cuerpo”.

 Enciclopedia, GonÇalo Tavares