Todo un ejemplo de contención, eso que hace poco me decía el escritor Salvador Navarro que ha tratado de buscar en su última novela publicada, Andrea no está loca (C&M, 2008), eso que tantas veces se nos desboca a los escritores, eso que debe tener todo buen cuento.
Una historia de amor (y vuelvo a Ficción) que apenas llega a consumarse (en un beso digno de un post en Cine para usar el cerebro, y queda lanzado el cebo), contada a través de una sucesión de sutilezas maravillosas por evocadoras y afinadas. Estoy seguro de que una de las películas que el director tenía en la cabeza era Breve Encuentro, de David Lean, otra joya de la tensión contenida.
