La voluntad contaminante
A menudo muchos políticos, y los inevitables “periodistas-megáfono” empotrados que
pululan a su alrededor, se refugian tras la buena voluntad o la supuesta
inevitabilidad de una decisión (“queríamos lo mejor para el país, no había otra
opción”) para que las causas ideológicas de esa decisión no sean vistas como
tales y las consecuencias no sean ni siquiera criticadas, mucho menos de manera
negativa. Una actitud hábil. Cínica. Un contaminante más que añadir a la
discusión política y el debate público, ya de por sí mezquinos en el fondo y
cutres en las formas. Otro motivo de orgullo.