Siempre me han gustado las desapariciones. Las voluntarias, naturalmente. Siempre me han parecido muy saludables. Y, en cierto modo, una cortesía. Lo mismo que las huidas. Las propias y las ajenas. De vez en cuando, es preciso poner distancia por medio. Tiempo por medio. Y recomponerse en soledad. Somos criaturas anhelantes y fugitivas. Necesitamos avanzar en pos de algo. Seguir la estrella de alguna vana fantasía, por supuesto que sí. Pero a la vez, necesitamos escapar, quitarnos de en medio, no estar siempre a tiro, siempre a tiro.
Insomnio, Fernando Luis Chivite