17 de febrero de 2016

Entre Copas (III): El maravilloso defecto de la juventud


Domingo. 10 de febrero de 2008. Faltaba un mes para las elecciones generales y España no dejaba de escuchar el mismo disco rayado en boca de Zapatero. El periódico de aquel día, consumido entre cerveza y aceitunas, anunciaba el fin de la huelga de guionistas en Hollywood, mientras Javier Bardem se acercaba al Oscar en un país que no era para viejos y ya andaba entusiasmado con la candidatura de Obama. Tras el repaso a la prensa, esperaba un cocido en casa (con tocino, porque si no, claro, no es cocido). Luego tocaba siesta, tan poco saludable como inevitable después de semejante pitanza dominical. Y por la tarde, baloncesto, una de las citas del año: la final de Copa. El Tau Cerámica de Neven Spahija y el DKV Joventut de Aíto García Reneses se jugaban la 72ª edición en Vitoria. Significaba la revancha de cuatro años antes en Sevilla, donde se impuso el Tau (81-77) con MVP para Rudy Fernández (dieciocho años tenía la criatura). El propio Rudy y Dimitri Flis (además de Aíto) eran los únicos supervivientes verdinegros de aquella final. Por el lado baskonista repetían Sergi Vidal, Pablo Pigrioni y Tiago Splitter, suplente en 2004 de Luis Scola. Y por mi parte, repetían los garbanzos. O quizás era el tocino. El caso era que el Joventut, después de eliminar al Madrid de Joan Plaza y Bullock en semifinales, tenía la oportunidad de devolver la moneda al TAU, ahora en manos del croata Neven Spahija, sustituto de Bozidar Maljkovic. Pero para ello tenían que superarlos en su propio campo, el Buesa Arena. Contaban con jugadores como Damon Mallet o Lubos Barton, además de la habitual columna de canteranos en la que además de Rudy (22 años), empezaban a destacar jugadores como un insultante Ricky Rubio (17) o Pau Ribas (20). El reto no era pequeño frente a un equipo que contaba en nómina con veteranos del calibre de Prigioni, Pete Mickeal o Will McDonald.

Baskonistas y verdinegros eran los dos equipos más anotadores de la ACB en aquel momento, pero la final comienza con las defensas muy cerradas y poco acierto en el tiro, con la excepción de dos triples del espigado alemán Jan Lagla que colocan al Joventut 6-11. Pero enseguida llega un parcial de 6-0 del Tau para igualar el marcador. Los baskonistas han subido el nivel defensivo, aumenta la dureza en los contactos, y parece que los verdinegros se vienen abajo por momentos. El partido llega trabado a la última jugada del primer cuarto: 1x1 de Rudy contra Pete Mickeal. El estadounidense reta al balear palmeando con fuerza las manos delante de él. Rudy es joven, no tiene miedo, acepta el desafio, pero Mickeal le roba la pelota en el bote. Espoleado por la acción, el propio Mickeal lanza al Tau para ponerse seis arriba al comienzo del segundo cuarto, 20-14. Anota Ricky tras penetración, pero los vitorianos consiguen un parcial de 8-0 tras triple del bosnio Mirza Teletovic. Prigioni controla el ritmo, McDonald y Splitter son los dueños en la zona (Hernández Sonseca y el francés Jerome Moiso no pueden con ellos). Pero los equipos de Aíto siempre han sido muy leídos. Escribió Jardiel Poncela que la juventud es un defecto que se corrige con el tiempo. En el caso concreto de Rudy, con diez minutos le bastaron para asentarse en el campo y anotar ocho puntos consecutivos para corregir la diferencia que amenazaba con disparar a los anfitriones antes de llegar al descanso. 33-30 y jugadores a vestuarios.

La segunda parte comienza con Damon Mallet enrachado y Rudy más caliente a cada minuto que pasa, pero el Tau no quiere fallar delante de su afición. Igor Rakocevic, hasta entonces por debajo de su nivel, parece despertar con un contrataque que mantiene al Tau cuatro arriba. Los verdinegros hacen la goma (o táctica del conejo), no parecen sentirse incómodos en su papel de supuesta víctima. Al final del tercer cuarto, 58-53 tras una última canasta de Ricky,  que parece llevar tres o cuatro finales a sus espaldas. Llega el momento clave con todo aún por decidir. Los últimos diez minutos (el Joventut aún no ha ganado ningún cuarto) comienzan con un triple de Rudy y otro de Mallet (con adicional) que ponen al Joventut cinco arriba: 63-68. A medida que pasan los minutos, el público del Buesa Arena empieza a ponerse nervioso. Mi novia me pregunta si vamos a cenar, le digo que no creo (el cocido aún causa estragos). Rudy sigue a lo suyo, cada vez que coge el balón tiembla la grada. Pero es el momento de Teletovic. El bosnio, hombre de rachas, ha decidido que la Copa se tiene que quedar en casa: dos triples seguidos y una de dos bajo el aro colocan al Tau uno arriba, 72-71, a falta de tres minutos. Tiempo muerto de Aíto. En la reanudación, los tiros libres y una pérdida importante de Vidal con mate posterior de Rudy voltean el marcador: 74-78. Pero Teletovic enchufa otro triple (5 de 6 en la final), 77-78. En el siguiente ataque, Ricky penetra y Prigioni tiene que hacer falta: dos tiros libres para el catalán. La grada se viene abajo, pocos confían en que un chaval de 17 años meta los dos. Pero los mete. Tres arriba para el Joventut y faltan 27 segundos. La grada empieza a temerse lo peor. Teletovic tira un triple lateral, pero falla. Rebote para el Joventut y dos tiros libres para Mallet. Mete los dos. 77-82, final sentenciada. Sólo quedaba un inútil triple a tablero de Prigioni, que ya no alteraría el nombre del equipo que iba a figurar como campeón de aquella edición de 2008. La afición verdinegra podía ya disfrutar de la Copa que los vitorianos les ganaran cuatro antes en Sevilla. Y Rudy repetía MVP. 32 puntos, 3 rebotes, 2 asistencias para él.  22 años, recordamos.

Esa temporada el Tau quedaría campeón de liga tras ganar la final a un Barcelona sin Navarro (fue la temporada que jugó en Memphis), así que la derrota en la Copa con el Joventut dejó sin doblete aquel año a los baskonistas. Mi novia se declaraba oficialmente enamorada de Ricky. Y yo al final terminé cenando esa noche, como siempre, mientras los verdinegros rociaban de cava el trofeo que devolvía a La Penya a la élite una década después del último título. Meses más tarde levantarían también la Copa ULEB tras ganar en la final al Akasvayu Girona de Marc Gasol, Victor Sada, San Emeterio (y un incombustible Darryl Middelton). Rudy, a pesar de jugar lesionado, se llevó también aquel MVP. Era el fin de una etapa. Portland y la NBA esperaban al otro lado del Atlántico.