Ese tertuliano se dedicaría exclusivamente a desmontar las opiniones de los otros tertulianos.
Ese tertuliano se dedicaría a escuchar a los demás, no como un trámite hasta que llegue su turno, sino para saber lo que dicen.
Ese tertuliano iría anotando los ladridos circundantes para después,
con datos e información, ir rebatiendo una a una la retahíla de
consignas y mentiras interesadas que el resto han soltado con el único
fin de acallar el vocerío de los demás y servir de altavoz a las
intenciones partidistas del medio en el que militan.
Ese tertuliano haría periodismo.
Ese tertuliano duraría una semana en pantalla.
Ese tertuliano haría periodismo.
Ese tertuliano duraría una semana en pantalla.