14 de septiembre de 2018

Tertulianos

Qué bonito sería que un tertuliano no opinara.
Ese tertuliano se dedicaría exclusivamente a desmontar las opiniones de los otros tertulianos.
Ese tertuliano se dedicaría a escuchar a los demás, no como un trámite hasta que llegue su turno, sino para saber lo que dicen.
Ese tertuliano iría anotando los ladridos circundantes para después, con datos e información, ir rebatiendo una a una la retahíla de consignas y mentiras interesadas que el resto han soltado con el único fin de acallar el vocerío de los demás y servir de altavoz a las intenciones partidistas del medio en el que militan.
Ese tertuliano haría periodismo.
Ese tertuliano duraría una semana en pantalla.